jueves, 25 de noviembre de 2010

ALFABETISMO EMOCIONAL


El autor del libro inteligencia emocional parte definiendo la emoción como “el termino para referirse a un sentimiento y sus pensamientos característicos, a estados psicológicos y biológicos y a una variedad de tendencias a actuar” y propone la existencia de ciento de emociones, junto con sus combinaciones, variables, mutaciones y matices[1].  entre ellas encontramos la ira, la tristeza, el temor, el placer, el amor, la sorpresa, el disgusto, la vergüenza, entre otros.

EL COSTO DEL ANALFABETISMO EMOCIONAL
Daniel Goleman parte criticando en la educación el centrarse en el transmitir conocimientos a los estudiantes y el no educarlo en cuanto al manejo de sus emociones lo que los pone en desventaja siendo este el causante principal de la mayoría de las problemáticas que se presentan en la juventud (bajo entrenamiento en el manejo de las emociones básicas).

Domar la agresión
Los niños que son agresivos durante sus primeros años son propensos a presentar problemas emocionales o de otro tipo a futuro y en su ambiente familiar se combinan dos características la primera es que sus padres generalmente permanecen ausentes y la segunda es que hacen valer su autoridad a través de castigos severos y caprichosos. 
Por lo general son niños que perciben desprecio donde no lo hay e interpreta situaciones neutras como amenazantes respondiendo de manera agresiva estallando y repartiendo golpes.
“Estos niños son emocionalmente vulnerables ya que tienen un umbral bajo para soportar cualquier malestar, irritándose cada vez con mayor frecuencia”[2].
Estos niños “ en los primeros grados son indisciplinados, incapaces de llevarse bien con los demás niños, desobedientes con sus padres y resistentes a la autoridad del docente; durante los años de adolescencia se transforman en delincuentes”[3].
Los niños agresivos debido a su baja capacidad para dominarse son malos estudiantes y son vistos por los demás y por ellos mismos como estúpidos. A nivel académico muestra un fracaso más rotundo habitualmente cuando se encuentran cursando tercer grado.
En los jóvenes adolescentes agresivos las fuerzas psicológicas que actúan  intensifican lo posibilidad que terminen como violentos y desarrollen actividades delictivas pero en las jóvenes es más común que se conviertan en madres a temprana edad.
Para finalizar propone que el proporcionar una ayuda oportuna a estos jóvenes agresivos puede cambiar su actitud y detener su camino hacia la delincuencia y esto se puede lograr a través de de enseñarles a controlar sus sentimientos.

Prevención de la depresión
“Entre la gente joven los problemas de relación son un desencadenante de la depresión. La dificultad aparece tanto en su relación con sus padres, como con los pares. Con frecuencia los niños y los adolescentes con depresión son incapaces de hablar sobre las causas de su tristeza, o renuentes a hacerlo. Parecen no poder clasificar apropiadamente sus sentimientos, mostrándose en cambio hoscos e irritables, con impaciencia, caprichos y enfado, especialmente a sus padres”[4].
En lo relacionado con “las causas de la depresión encontramos un déficit en la habilidad para relacionarse con los demás y en la forma en que interpretan los contratiempos por el otro”[5].
Plantea que esta tendencia a la depresión tiene un componente genético y otro que se encuentra relacionado con reversibles hábitos pesimistas de pensamiento que los predispone a reaccionar ante cualquier derrota en su vida por pequeña que sea.
En las personas deprimidas se hace evidente el desaliento, la autocompasión, un desinterés paralizante y una abrumadora desesperanza. Por otra parte “ven el fracaso como algo permanente, y lo magnifican, trasladándolo a todos los órdenes de la vida, y son propensos a permitir que una derrota momentánea se convierta en una permanente fuente de desesperanza”[6].
Las presiones emocionales experimentadas a temprana edad pueden afectar el desarrollo a nivel neuronal, lo que puede conducir a una depresión cuando se encuentra bajo presión a pesar de haber pasado muchos años después de la primera experiencia.
Busca que a los niños no se les trate como tal su depresión sino que se prevenga cuando en ellos se observe que se encuentran en un estado de melancolía severa que los deja desesperados, irritables y retraídos.
Estos niños tienden a relacionarse en la escuela con los niños abandonados  o con los que los otros no juegan demasiado, ellos terminan siendo rechazados o abandonados en el descanso lo que hace que pierdan lo que pueden aprender a través del juego lo que hace que queden emocionalmente y socialmente rezagados. A demás a nivel académico muestran un pobre desempeño ya que la depresión interfiere en su memoria y concentración.
Para modificar esta actitud se les debe enseñar a evaluar sus dificultades, a que modifiquen lo que sienten mediante aquello que piensan y enseñarles habilidades emocionales.

Trastornos en la alimentación
“Una de las varias causas subyacentes de este fenómeno radicaba en la incapacidad de identificar y responder adecuadamente a las demandas del cuerpo, especialmente por supuesto el hambre”[7].  
Estas personas muestran gran dificultad a la hora de comunicar los sentimientos que los perturban y poder controlarlos. A demás muestran poca respuesta ante contratiempos, dificultades y situaciones enojosas de menor importancia, muestran pensamientos negativos intensos y menor conciencia de cuales son sus sentimientos que al unirse a un estado de insatisfacción con su cuerpo  se convierte en anorexia o bulimia.
Estos muestran dificultad para distinguir entre sus sentimientos lo que los lleva a relacionar su estado de perturbación con el que no pueden lidiar satisfactoriamente lo que los lleva a creer que el comer los hace sentir mejor.
“Un tratamiento efectivo necesita incluir instrucciones correctivas para cubrir las habilidades emocionales de las cuales carecen, debe enseñárseles a identificar sus sentimientos y a aprender a calmarse o a manejar mejor sus relaciones, por medios que no sean la utilización de malos hábitos alimentarios”[8].

Solo para solitarios: los marginados y la deserción escolar.
Los niños que no son populares muestran menos capacidad para comunicar sus emociones y para medir las señales claves y cuando lo hacen cuentan con un repertorio limitado de respuestas, por otro lado corren el riesgo de abandonar la escuela debido al rechazo por parte de sus compañeros.
“Existen dos clases distintas de tendencias emocionales que llevan a los niños a determinar como proscritos sociales. Una de ellas es la propensión a tener ataques de furia y a percibir hostilidad donde no la hay. La segunda es ser tímidos ansiosos y socialmente retraídos. Pero por sobre todos estos factores del temperamento, son los chicos que están al margen, aquellos cuya torpeza hace sentir incómodos a los demás, los que tienden a ser dejados de lado”[9].
“En la lotería por la presencia de los otros. Estos chicos pierden por carecer de la clave de criterios emocionales: no son vistos por los otros como divertidos, y no saben hacer que el chico que se encuentra con ellos se sienta mejor”[10]
Son propensos a abandonar si pierden, a enfurruñarse, a engañar y a lardear si ganan.
“Las consecuencias de terminar socialmente marginados se agravan cuando el niño llega a la adultez. Es en el calor de las amistades intimas y en el tumulto del juego que el niño perfecciona las habilidades sociales y emocionales que aplicará en sus relaciones futuras: Los niños que son excluidos de este aspecto del aprendizaje quedan, inevitablemente, en desventaja”[11].
Los niños que son rechazados muestran ansiedad y preocupación mostrándose más depresivos y solitarios, lo que los lleva a un estado de aislamiento que no les permite un crecimiento emocional.

Alcohol y drogas: la adicción como automedicación.
Quienes toman este hábito utilizan la sustancia como una especie de medina que resuelve los problemas calmando su ansiedad, enfado o depresión. “Los que se muestran más vulnerables a la adicción parecen encontrar en las drogas o en el alcohol una forma instantáneas de calmar las emociones que los han perturbado durante años”[12].
Por otra parte plantea que “ciertas pautas emocionales parecen volver a las personas más propensas a encontrar alivio emocional en una sustancia que en otra”[13].
A nivel emocional lo que los lleva a crear dependencia a una sustancia o al alcohol es el alto índice de agitación impulsividad y tedio o calmar la ansiedad.

Basta de guerras: un camino final preventivo y común
“un papel que la aptitud emocional juega por encima de la familia y las fuerzas económicas: puede ser decisiva para determinar en qué medida un niño o adolescente cualquiera ha sido perjudicado por estas dificultades, o si ha logrado hallar un núcleo de resistencia y capacidad de recuperación para sobrevivir a ellas”[14].
EDUCACIÓN DE LAS EMOCIONES.
Un colegio privado de Norteamérica ofrece lo que puede ser un modelo en inteligencia emocional, allí existe una clase llamada ciencia del Yo, su contenido  principal son los sentimientos, los propios y los que aparecen en la vida de relación; esta necesita que los maestros  alumnos se concentren en la estructura  emocional de la vida del niño, un aspecto que es definitivamente ignorado en casi todo el resto de las aulas del mundo. Los temas que se hablan en estas clases son asuntos reales tales como la envidia, la herida que causa sentirse desplazado, los desacuerdos que se pueden convertir en batallas mayores. Como lo expresa Karen Stone McCown, creadora del programa de la ciencia del yo y directora de la escuela:”el aprendizaje no es un hecho separado de los sentimientos de los niños. Ser alfabeto emocional es tan importante para el aprendizaje como la instrucción en matemática y lectura”15     
El objetivo principal de esta asignatura es elevar el nivel de actitud social y emocional de los niños, como parte de su educación, no solo algo que se les enseña de manera correctiva a aquellos que han sido identificados como “problema”, sino un conjunto de destrezas para cualquier niño, evitando llamados de atención disciplinarias, o a la oficina del director.
Los estudiantes que cursan ciencia del Yo aprenden que la cuestión no es evitar los conflictos por completo, sino resolver los desacuerdos y los resentimientos antes de que se conviertan en una pelea encarnizada; cuando existen pequeñas diferencias entre compañeros se insiste en que deben expresarse los sentimientos con fuerza, y con corrección, pero de forma tal que no puedan transformarse en agresión; el manejo del dominio emocional es especialmente difícil, ya que las habilidades necesarias para lograrlo necesitan ser adquiridas en los momentos en los que habitualmente la gente está menos dispuesta a recibir esta información y a aprender nuevos hábitos de respuesta: cuando están disgustados.16        
Algunos de los temas enseñados en la escuela incluyen conciencia de sí mismo, en el sentido de reconocer los propios sentimientos y construir un vocabulario adecuado para expresarlos; aprender a ver los vínculos existentes entre pensamientos, sentimientos y reacciones; saber si los pensamientos o los sentimientos están gobernando las decisiones; ver las consecuencias posibles de elecciones alternativas, y aplicar todas estas percepciones en decisiones sobre temas tales como drogas, tabaco y sexo, tomar conciencia de las propias fortalezas y debilidades logrando verse bajo una luz optimista, pero realista, evitando una baja en la autoestima, también hacen énfasis en hacerse cargo de las responsabilidades que generen los actos, las decisiones, y en asumir los compromisos, respetar las diferencias, aprender a escuchar y a formular las preguntas adecuadas para cada momento; en la ciencia del Yo no se ponen calificaciones, la vida misma es el examen final. Otra  manera de introducir la educación emocional dentro de la vida escolar, es ayudando a los maestros a reflexionar acerca de cómo disciplinar a los alumnos con mala conducta.

Hamburg17 observa que, “cuando ingresan a la escuela secundaria precisamente en la cúspide de la adolescencia, se nota algo diferente en aquellos que han recibido clases de alfabetización emocional: les resulta menos conflictivas las nuevas presiones que reciben de sus pares, el  aumento de las demandas académicas, y a la tentación de fumar o consumir drogas. Han controlado las habilidades emocionales que, al menos en el corto plazo, los protegen de la confusión y las presiones que están a punto de enfrentar”18

Para concluir, el óptimo desarrollo de un programa de alfabetización emocional se da cuando comienza tempranamente, cuando es apropiado a cada edad, se le da continuidad a lo largo de toda la etapa escolar, y unifique los esfuerzos escolares con los de los padres y los de toda la comunidad.  

  

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[1]6 Ibíd. Pág. 307
17  Hamburg, David, psiquiatra y presidente de la Carnegie Corporation, que ha evaluado algunos de los programas pioneros de educación emocional.
18 GOLEMAN, Daniel. La Inteligencia Emocional. Quinta parte. Capítulo 16. Pág. 317


[1] GOLEMAN, Daniel. La Inteligencia Emocional. Apéndice A. Pág. 331
[2] GOLEMAN, Daniel. La Inteligencia Emocional. Quinta parte. Capítulo 15. Pág. 272
[3] Ibíd., Pág. 273
[4] Ibíd., Pág. 277
[5] Ibíd., Pág. 278
[6] Ibíd., Pág. 279
[7] Ibíd., Pág. 286
[8] Ibíd., Pág. 277
[9]  Ibíd. Pág. 289
[10] Ibíd. Pág. 289
[11] Ibíd. Pág. 290
[12] Ibíd. Pág. 293
[13] Ibíd. Pág. 293
[14] Ibíd. Pág. 296
15 GOLEMAN, Daniel. La Inteligencia Emocional. Quinta parte. Capítulo 16. Pág. 302